El caso es que una vez asentados en nuestro hotel de ahora, Rashid nuestro chofer nos llevo a dar una vuelta por la ciudad... Es cierto que el tráfico es otro rollo, tanto es así que decidimos decirle a Rashid que nos dejara salir del coche y que íbamos caminando hasta un mercado bastante famoso que hay en Chandi Chowk (Chownik para Pupas) y que ya nos reencontraríamos allí con el.
Bajamos del coche tata y gracias a dios que no pisamos a la cabra con la que nos tropezamos nada más poner un pie en la calle. Como bien dijo Luis, ahora ya sabemos lo que se siente al desfilar y que todo el mundo te mire, porque así es, caminas y te miran... Yo por ahora no saludo, pues aún no tengo confianza.
El mercado es de lo más auténtico que hemos visto hasta ahora, con monillos corriendo por allí, ventas de todo tipo de cosas, etc...
He de reconocer que el calor, la concentración de gente y sobre todo el tráfico desorbitado de esta ciudad en la que cruzar una carretera se convierte, y sin exagerar, en toda una prueba de valor que te hace valorar la vida de otra forma pues agota por momentos. Por esto, encontrar a una pareja de españoles en McDonalds fue como una ráfaga de aire fresco que me reforzó para volver a la calle con más fuerza y más ánimo con todos mis amigos indios.
Pues bien, al salir me quise hacer una foto con el templo de los jainistas de fondo, que tiene un hospital integrado en el que cuidan 4000 especies de pájaros y conejos, y que es una religión a la que le estoy cogiendo especial cariño, aunque todavía no estoy muy seguro de sus bases... Tal fue mi emoción de hacerme la foto que zas! El pie en todo el charco de mierda de vaca o de yo que se... Pero no una mierda seca como las de España... No, no...
Pero bueno, hice feliz a un indio que se reía y, por otro lado, menos mal que me pude comprar al momento unas bonitas y originales Nike al módico precio de 4,5€.
Nos dirigimos al Red Fort, que es uno de los principales monumentos de la ciudad y que es una fortaleza construida en piedra roja por un emperador mongol y que forma un increíble conjunto arquitectónico.
Hay un montón de seguridad aunque Luis consiguió pasar una navaja bajo la condición de los militares indios de que no la sacara dentro...
Desde mi punto de vista son unos jardines que tiene Delhi para que los indios se vayan a relajar del estrés de la ciudad pero, realmente, me resulto un poco decepcionante... La entrada vale 10 rupias para los indios y 250 para nosotros, eso sí, eso nos da derecho a colarnos la cola interminable de indios que esperan para entrar... En la taquilla había una amable señora en sus largos 50 que muy amablemente nos indicó donde pagar y con la que Jorge decidió entablar conversación. Cuando se dió cuenta tenía una banderita de la India pegada al brazo y la señora le contaba una historia de un colegio de niños para el que le debía dar 10 rupias, nuevo timo del viaje, aunque más light y quizá por una buena causa...
Dentro como decía antes nada especial salvo un montón de ardillas.
Al salir volvimos a buscar a Rashid que nos llevó a recoger nuestra documentación a la agencia de Rush. Todo en orden.
Ya liberados de todos nuestros trámites fuimos a Delhi a un sitio llamado Kahn market que parecía una ciudad totalmente diferente donde las indias están autorizadas a ponerse vaqueros y a ir con menos de 5kg de ropa encima. Esto era la Delhi moderna, nueva Delhi y nos fuimos a una terraza de lo más pijasa a tomar unas cervezas, con Usher y Pitbull cantando de fondo.
El día terminó sin más sorpresas dándonos un paseo, largo, por la zona de ministerios, congreso y demás. Es una zona digna de ver al más puro estilo europeo, con jardines y grandes edificios públicos. Eso sí, todos los indios tumbados en la hierba bien controladitos por militares armados hasta el punto de que el silbato de uno se volvió loco llamando la atención a un joven que le había tocado el brazo a otra. Dicho sea de paso, todos creímos que estaba riñendo a Pupas por las trescientas fotos que estuvo disparando.
De allí fuimos en tuktuk, otra aventura, con Luis tirado encima de los demás y el motor que no quería tirar... Nos dirigimos a Coconut place, aunque realmente de llama Connaught place, que es como la plaza central de la ciudad y esconde un mercado secreto bajo tierra en el que Luis y Pupas consiguieron comprar un pen drive de 64Gb por unos 3€...
Cenamos en domino'a pizza, donde nos avisaron de que había dos hombres mirándonos constantemente, pasado el susto cogimos un tuktuk para que nos llevara al hotel... En este caso fue sujeto 0 el que iba tirado por encima del resto (no sé si estoy autorizado a desvelar la identidad de sujeto 0) y el conductor se tomó en serio lo de llevarnos rápido a destino. Pasamos por el templo del mono, que es un templo dedicado al dios mono que estaba al lado del hotel y llegamos. Resulta violento decirle que te lleven al templo del mono ya que al fin y al cabo es su dios, pero creemos que así se llama realmente el sitio.
Por fin llegamos al hotel, dormimos y al aeropuerto rumbo a Udaipur.
Seguiremos informando.
Qué divertido angelico!! No puedo parar de imaginar a Jorge pronunciando todos esos nombres en andalus. Espero qur no estéis gritando mucho...
ResponderEliminarUn abrazo a todos!
Ali