lunes, 5 de agosto de 2013

Inmersión cultural

Vamos a empezar con un agradecimiento a todos nuestros fans, que nos siguen a diario y que aunque nadie nos deje ningún comentario, sabemos que son muchos. Y esta foto es nuestra forma de agradecéroslo...


Ayer nos quedamos llegando a la casa, y en concreto al muro de nuestros anfitriones de la ruta a caballo. Cuando por fin conseguimos estar en situación para comenzar la ruta, nos repartieron nuestros caballos. A sujeto 0 (a quienes algunos ya habéis conseguido identificar como Toni) le asignaron el más peligroso porque le dijimos que era el que mejor montaba, a mi me asignaron un caballo delgado y lisiado de una pata pero muy entrañable y que se dejaba llevar bien, los de Pupas y Luis resultaron ser normales.
Arrancamos. Con nosotros venían cuatro niños controlando cada uno de ellos uno de nuestros caballos y un hombre que nos hacia de guía y que era el único que sabía inglés. 

Bajamos por unos caminos relativamente decentes y los niños iban guiando nuestros caballos, todo normal por ahora.

Giramos una esquina y unos árboles nos dejaron ver todo el paisaje que íbamos a conocer. Todo el entorno del lago Udai Sagar. Al entrar allí y ver a lo lejos a una señora cuidando unas vacas y un par de niños en bici que nos seguían, me sentí un poco como Mowgli en el Libro de la Selva.
Cuando pasamos por su lado la señora, ajada aunque en sus 40, nos saludo con una gran sonrisa mientras sus vacas escapaban de los caballos. Namaste.

Pasamos a caminos de tierra llenos de vegetación observando pavos reales, ardillas y el paisaje. Creímos que eso era lo que íbamos a ver durante la ruta, y era perfecto. Pero la perfección deja de ser perfecta cuando aparece algo mejor, y eso fue lo que nos ocurrió...

Un tiempo después pasamos por la primera casa de nuestro camino, en pleno rural. Una casa de piedra vieja, pequeña y con vayas oxidadas de la que, al oirnos, salieron corriendo tres niños descalzos a saludarnos desde su puerta. Les devolvimos el saludo y la sonrisa se les pintó en la cara.
Empezamos a darnos cuenta, los cuatro, de con qué poco son felices. Lo mucho que supone para ellos un gesto tan pequeño.

Durante los próximos 40 minutos de camino aproximadamente fue un no parar de gente que salía de sus casas para saludarnos. Todos nos saludaban, algunos en inglés, algunos con un namaste, y nosotros se lo devolvíamos. Algunos nos saludaban felices, otros como con miedo o timidez desde las ventanas de sus casas. Pero al fin y al cabo parecía que a todos, niños y adultos, aunque sobre todo y con diferencia a los primeros, les gustaba y disfrutaban con ver gente distinta. 
Nos llevó a pensar lo poco que conoce esta gente del mundo que conocemos, pero aún así, lo felices que son con tan poco.


Seguimos nuestro camino hasta una presa donde por fin bajamos de los caballos. Esta presa, construida en el lago, resultó ser un destino de domingo habitual para la gente de la ciudad, allí no resultábamos tan "extraños" ya que era gente más habituada a gente extranjera. De todos modos, nos sorprendió lo amables que, en general, fueron todos con nosotros.

Allí sujeto 0 y Pupas se acercaron a un pequeño templo hinduista que había en un lado de la presa y hablaron con un montón de niños que había allí, enseñándoles cómo funcionaba un iPhone, grabándoles a todos diciendo namaste y enseñándoles luego la grabación. Dicen que su cara cuando después le enseñaron el video y se vieron en la pantalla fue digna de ser grabada.


Mientras tanto, Luis y yo hablábamos con un artista residente en Udaipur que nos invitaba a visitar su galería cuando tuviéramos ocasión. Despues de que Luis le dijera a los guías que quería montar solo, lo que ocurrió a continuación no es digno de figurar en este foro. Aún así, baste decir que tuve que hacer una cobra, bajo la atenta mirada de Luis, a un indio que trataba de explicarme, según él, lo cariñosos que podían llegar a ser en este país. Nuestro guía que hablaba inglés tuvo que interceder para apartarlo y ello decantó nuestra vuelta a los caballos.

La vuelta fue similar a la ida, la gente nos salía a saludar y nosotros devolvíamos los saludos contentos. En algún momento nos sentimos un poco como los reyes magos, o incluso los reyes a secas, saludando a su pueblo. Realmente todos concordamos en que fue bonito lo que vimos y vivimos.


Te da que pensar y darte cuenta de lo que tienen, y es sólo nuestro segundo día en India.

De vuelta, cabría destacar los galopes que nos dejaron pegarnos nuestros guías, así teníamos esta mañana los traseros de doloridos. No somos expertos jinetes, no nos llevemos a engaños.

La anécdota de la vuelta fue la coz que mi caballo, del que todos se reían por lisiado, le pegó en pleno camino al de Jorge. Cuando me quise dar la vuelta para mirar qué había pasado vi a Jorge asustado y demacrado, él lo había visto de cerca.

Al llegar a la casa no quisimos ni pudimos rechazar el té que el jefe nos ofreció en su casa. Nos descalzamos y subimos a una terraza con grandes vistas donde le pagamos y le dimos su propina para los chiquillos que nos habían acompañado en el camino. Uno por uno se la fue dando a ellos delante de nosotros y decir que estaban agradecidos era poco.

Volvimos a Udaipur con el jefe, que nos confesó que se había tomado un par de tragos, lo cual nos hizo volver mucho más tranquilos, claro. Paramos a que su compañero vendiera su coche por 45.000 rupias, un chollo dijo, y por fin nos dejó en Sunset point, dimos una vueltecilla por allí, esquivamos el tráfico y sin más.

Nos topamos con un templo que no esperábamos. Entramos descalzos y había unos 80 indios cantando con la mayor devoción posible. Estuvimos allí sentados en lo alto de un muro observando la escena y nos fuimos.

Lo siguiente que hicimos fue subir a la terraza del hotel y escribir la entrada del blog de ayer.

Mañana informaremos de nuestro día de hoy, segundo día en Udaipur. Por ahora baste decir que lo dejo porque el pollo que nos han puesto ahora mismo de cena estaba tan picante que me he tenido que bajar media botella de cerveza en dos minutos, y claro, ya de sabe que se pueden cruzar las letras y equivocarse al escribir y eso es algo que no podemos hacer a nuestros queridos fans.

Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Acabo de leer todas las historias y no he podido parar de reírme. Me alegro de que os vaya tan bien! Pobre Pupas con el susto del caballo...me lo imagino tal cual! jajaja Cuidadito con el picante y dejad de dejaros timar de una santa vez... Ah, también podéis dejarme algún comentario, queridos! Para que me identifiquéis, mi bebé hindú y yo os mandamos unha forte aperta!

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