jueves, 15 de agosto de 2013

La función final

Eran las 5,30 de la mañana y estábamos en un ghat de Varanasi a las orillas del Ganges esperando a que nuestro bote llegara para darnos el esperado paseo en barco por el río.

Tardó en llegar, pero cuando llegó descubrimos con alivio que se trataba de un cayuco bastante aceptable en comparación al resto y que al menos no tenía pinta de irse a hundir en el corto plazo.

El agua del Ganges está tan alta estos días que teníamos que levantar los cables del tendido eléctrico, que normalmente cuelgan a varios metros de altura del suelo, para que la barca pudiese salir a navegar por el río.

Tanto es así que si bien la imagen que en condiciones normales veríamos de los ghat de Varanasi sería algo así,
Lo que vimos no se parecía ni por asomo ya que la mayor parte de la ribera del río estaba sumergida bajo el agua por la crecida así que todo lo que pudimos acertar a intuir fueron las partes más altas de algunos ghat, templos y otros edificios...


Nosotros estábamos interesados por lo que nos iba contando el barquero y por tratar de distinguir alguna parte de los famosos ghat de la ciudad. Los amigos japoneses debieron decidir que ya que no se veían los edificios pues nos fotografiaban a nosotros con sus cámaras de última generación, y así se repitió la escena cada vez que nuestras barcas se cruzaban. Yo soy de la idea de que quizá con una cámara por familia les sería suficiente pero oye, cada uno que se entienda.

El trayecto duró muy poco, según el barquero porque debido a la subida la policía india no les permitía adentrarse mucho en el río y eso les limitaba mucho el recorrido.

Tratamos de pasear un poco pero era más de lo mismo que lo del día anterior así que a las 7 aproximadamente estábamos en el hotel otra vez desayunando y dispuestos a meternos en cama para disfrutar un par de horitas más de sueño.

Sin mucho más que hacer amanecimos otra vez y decidimos caminar un poco por las calles cercanas al hotel y fue entonces cuando Pupas decidió quitarse la gran espina que se le había clavado y nos había clavado a todos en el Raj Mandir de Jaipur. Esta vez sí. Compramos las entradas y con ellas en mano estábamos ya un poco más cerca de ver por fin nuestra primera película india en hindi.

Comimos emocionados en el propio centro comercial del cine una comida rápida al modo indio.

Chennai Express cubrió todas nuestras expectativas y nos ha convertido en fans incondicionales del cine indio. Tanto nos metimos en la película que, a pesar de ser en hindi en su mayoría, en algún momento preguntamos inconscientemente "qué ha dicho?" como si alguno de los otros se hubiese enterado. Nos integramos en la película y con la historia de sus personajes a la perfección cual indios de pira cepa.

La banda sonora nos llegó también al corazón y finalmente Raúl gana y consigue lo que quería. Siento el spoiler pero a decir verdad tampoco es nada que no se viera venir desde el principio.

Finalmente nadie nos podrá decir que nos vamos de aquí sin haber tenido nuestra buena sesión de Bollywood.

Salimos del cine y nos encaminamos hacia la zona de ghats en la que el día anterior habíamos presenciado el espectáculo que definí y redefino como dantesco. Por el camino Peter encontró tres nuevas musas que no dudaron en posar para su objetivo.

Caminamos.

Hicimos más fotos.

Y después de un largo camino volvimos a presenciar el mayor reclamo "turístico" de la ciudad de Varanasi. 
En esta ocasión vimos todo de día y con mayor claridad.

Transcurrió un rato allí, observando otra vez desde un edificio cercano cómo cargaban madera para el fuego, las hogueras y viendo barcas desde las que se tiraban bultos al río. Previsiblemente nos maldijeron por no dar limosna a una de las muchas mujeres que pedían en el suelo y nos fuimos.

Después de la cena, en un sitio oscuro aunque con buena comida, volvimos al hotel para pasar nuestra última noche en India, donde nuestros anfitriones nos tenían preparada la función final de despedida.

Al entrar en el hotel vimos que podía ser que algo no estuviera yendo del todo bien. Militares rodeaban el edificio y a los huéspedes nos hicieron entrar por el garaje a las habitaciones. Era raro.

Jorge decidió bajar a la zona wifi del hotel y fue desde allí desde donde vio cómo los acontecimientos se precipitaban. Seis hombres armados entraron en el hotel empujando a todo el personal y los encerraron en la cocina mientras otros tiraban paredes en el garaje.

Encerrados en la habitación, nos duchamos asustados y esperamos a que el personal del hotel tocase a nuestras puertas para explicarnos que el hotel había sido sellado por la policía y que teníamos cinco minutos para abandonar el edificio. Oh qué emoción de colofón final ser evacuados de un hotel en India a otro por la policía armada. 

En este momento desconocemos el motivo de la evacuación, teóricamente fue debido a que el parking que tenía el hotel era ilegal y por eso la policía lo desalojó a las 10 de la noche cerrada y se dedicasen a tirar paredes. En este caso, dejaremos algún lugar a la duda.

Esta mañana nos despertamos en un hotel diferente con el recuerdo todavía fresca de nuestra evacuación. 

Es 15 de agosto, tal día como hoy en 1947 India obtuvo su independencia del Reino Unido. Hoy nuestros amigos celebran su independence day y por lo tanto todo el país esta bien controlado por la policía y no se vende cerveza en ningún sitio.
Nosotros lo celebraremos a nuestra manera, de aeropuerto en aeropuerto emprendiendo el camino de vuelta a casa.

Seguiremos informando.

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